El catolicismo no ha parado de crear imágenes evangelizadoras en las que se mezclan diferentes cosmovisiones
Antes del año 700 n. e., los cristianos se presentaban con la figura del pez, sin embargo, con la aparición de la Cruz a Constantino con la leyenda In hoc signo vinces (con este signo lo vencerás), comienza a haber una propensión a representar la imagen de Dios con dicha cruz, explicó Carlos Martínez Assad, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La representación en el ámbito religioso es motivo de grandes discusiones, hay un malentendido de cómo se usa, pero el líder religioso parto Mani –contemporáneo de San Agustín– es el que insiste en representar la imagen divina. Él y sus seguidores representaron los primeros rostros en blanco y negro, afirmó el investigador.
Para los cristianos, refirió Martínez Assad, lo divino tendría que ser representado con la luz que ilumina al mundo, por eso en los pasajes de la biblia y los evangelios, los ángeles siempre aparecen con luz. En la resurrección de Jesús, los primeros que ven su imagen es a partir de un resplandor y no una figura humana como hoy actualmente se representa.
Imágenes evangelizadoras
Nos hemos familiarizado con lo que vemos en los altares de las Iglesias, en los que se representa a Dios de tres formas; un señor con una abundante barba, un joven lampiño, y el espíritu santo con una simbología excepcional que es una paloma. Para explicar por qué Dios adopta tres formas, en los catecismos se utilizaron imágenes para ayudar a comprender la transfiguración de Dios. Pero, de acuerdo con el investigador, el caso de la transfiguración es ambiguo cuando se interpreta durante la consagración del pan y el vino (eucaristía), ya que un niño no puede lidiar con el hecho de comer tres entes en un pan que representa el cuerpo de Cristo.
Los agustinos recurrieron a la realización de murales y la representación en diferentes formas y relieves en piedra o madera, como una práctica sofisticada de representación con fines de evangelización. Es usual ver varias representaciones del infierno, en el que se quiere dar entender que, si hay una falla en la moral, ese es el lugar dónde se irá a parar, afirmó el académico.
La necesidad de colocar estas representaciones en los templos y las iglesias responde a motivos decorativos, sin embargo, también fue necesario que los elementos utilizados persuadieran a las personas que los contemplaban y transmitieran el mensaje de los frailes que promulgaban el evangelio, señaló el investigador.
Durante el proceso de evangelización del nuevo mundo, hay un esfuerzo por unir lo que se va a predicar con figuras santorales y darlo entender con elementos de la mitología indígena y así transmitir el mensaje que se está divulgando y hacer sentir al indígena una mayor filiación, como sucedió durante el periodo barroco. Pero uno de los casos más importantes en México fue lo que se expresó en la sillería del coro del convento de San Agustín, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que fue construida por artesanos indígenas y dirigidos por los frailes, comentó Martínez Assad, y concluyó que, en la actualidad, el catolicismo no ha parado de crear imágenes que puedan hacer estas configuraciones colectivas como en los casos del Niño de Atocha, San Charvel y San Judas Tadeo.
La conferencia de Carlos Martínez Assad se llevó a cabo el 4 de marzo de 2020 en el marco del seminario “Laboratorio de Observación del Fenómeno Religioso en la Sociedad Contemporánea”, coordinado por Hugo José Suárez y Karina Bárcenas Barajas, investigadores del IIS-UNAM, y Cecilia Delgado, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Fotografías del evento
Video del evento
Prestador de servicio social en el Departamento de Difusión del IIS-UNAM (segundo semestre de 2020)