Clases populares y trabajadores, los sospechosos de la ciudad

Fotografía: Wikimedia Commons

Los sospechosos de siempre son los que acumulan desventajas según su raza, clase y género


Los grandes centros urbanos no se rigen por el ordenamiento de las leyes sino por quienes las habitan y van construyendo nuevas disposiciones a través de sus geografías prácticas, comentó Pablo Piccato, profesor de la Universidad de Columbia, y agregó que, dichas habilidades adquiridas son el resultado de la disputa que se da en el espacio público entre sus habitantes y los que son considerados como otros o extraños.

Los otros y la criminalidad

De acuerdo con el doctor Piccato, los trabajadores informales, las clases bajas y quienes son clasificados como no productivos, son a quienes se les mira como sospechosos en la ciudad y se les cataloga como más propensos a cometer los crímenes. Entre los grupos sospechosos también se encuentran quienes expresan una sexualidad no normativa.

Las prácticas policiales se han encargado de explotar a las personas que participan en la economía informal debido a su alta vulnerabilidad, sea para que les permitan seguir trabajando o vendiendo en la vía pública. Este sector no se encuentra exento de las injusticias por parte de las autoridades, ya que, al encontrarse entre los límites de la normatividad, su forma de organización suele no ser reconocida.

Quienes trabajan en las calles también son considerados como sospechosos pero incluso en el trabajo informal existen organizaciones jerárquicas para la administración del espacio, comentó el doctor Marios Barbosa de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Cuajimalpa.

El reconocimiento del trabajo informal

Dentro del fenómeno del trabajo informal, las clases trabajadoras no deben ser vistas a partir de la vagancia y mendicidad ya que esto solo perpetúa la idea de criminalidad en torno a las clases populares en la que cabría preguntarnos quiénes tienen derecho a etiquetar y cómo es que se legitima la mirada sobre el otro, explicó Barbosa, y agregó que es necesaria una concepción ampliada del trabajo, en la que se reconozca que las calles son espacios de trabajo organizados, jerárquicos y heterogéneos.

No se trata de caer en los imaginarios sobre lo que debiera ser el trabajo informal, porque ante todo es una actividad de subsistencia que alberga una multiplicidad de personas y ocupaciones, y tampoco se pueden calificar los trabajos como decentes o indecentes para el caso de mujeres trabajadoras. Es necesario ver al trabajo informal como parte de otra realidad social, señaló el académico.

Las anteriores reflexiones tuvieron lugar el 23 de mayo de 2023 durante la mesa redonda “Otredades: los sospechosos de siempre en la ciudad”, en el marco del seminario institucional “Desigualdades, fronteras y conflictos urbanos”, coordinado por Cristina Bayón, Marcela Meneses y Vicente Moctezuma, investigadoras e investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.


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