La bonanza de la década de los sesentas le permitió a los jóvenes debatir el futuro

Fin de la Primavera de Praga de 1968 con la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia. Fotografía: Pepik Hipik
Los movimientos estudiantiles de 1968 son el punto de llegada de más de una década de cambios sociales

El año 1968 se caracteriza por la ocurrencia de un gran número de movimientos sociales a nivel mundial, no obstante, estos son la condensación política de grandes transformaciones sociales e individuales que surgen a lo largo de la década de los sesentas. Los movimientos sociales que ocurrieron en todo el mundo en 1968 no se pueden entender sin todo el contexto que los envolvía, expresó Ricardo Pozas, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM).

En la década de 1960 se vivieron globalmente fénomenos como la revolución urbana, sexual y feminista, la Guerra Fría, la cultura mediática, la contracultura y el consumo de drogas y música psicodélica, el aumento demográfico, la lucha por los derechos civiles, la segunda década gloriosa del capitalismo, el crecimiento económico acelerado, y el incremento de brecha tecnológica. Por tanto, estos acontecimientos generaron el quiebre del siglo XX, y fueron el inicio de la otra historia de ese mismo siglo, indicó el investigador.

Estos fenómenos representan la lucha por la libertad de las distintas sociedades, y “las distintas modalidades de esa libertad le dieron los distintos contenidos a la década, pero el común denominador fue la necesidad social y psicológica de ser libre”, afirmó Pozas. La lucha por la libertad social estudiantil de México en 1968 muestra el empalme con los procesos políticos y sociales de América Latina y el mundo, así como el agotamiento del régimen totalitario de la Revolución Mexicana formado para la sociedad rural que no ofrece futuro a la población joven urbana.

En el 68, gracias al crecimiento económico acelerado y la estabilidad financiera, las sociedades occidentales eran ricas y estaban en expansión, ello ocasionó que “los jóvenes debatieran el futuro, porque tenían un futuro”. Esto se representaba como rebeldía que rompía con la autoridad y creaba nuevas formas de obediencia y desobediencia, mismo que en México con un régimen autoritario, débil, agotado e incapaz de dialogar y construir política, recurrir a las armas fue el único recurso, afirmó el sociólogo e investigador del IIS-UNAM.

Por tanto, concluyó Ricardo Pozas, “los movimientos estudiantiles del 68 son el punto de llegada de más de una década de cambios sociales particulares que van configurando las nuevas formas de cultura y de la política a través de la contestación, la crítica,las protestas, las acciones colectivas y los triunfos de los jóvenes en ámbitos específicos de la vida social frente a las formas culturales e instituciones vigentes. Es un año que amalgama las experiencias, es un punto de llegada del tiempo de la posguerra, pero también es un punto de partida”.

La conferencia magistral “del doctor Pozas fue moderada por César Vilchis, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y formó parte del ciclo de actividades académicas “Las ciencias sociales ante el 68”, coordinado por Miguel Armando López Leyva, director del IIS-UNAM.


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