El liberalismo mexicano estableció la separación entre Iglesia y Estado. La religión, que es asunto de cada persona, no se lleva con las cuestiones públicas que competen a la sociedad. La democracia requiere de un espacio público abierto a la circulación y la confrontación de las más variadas ideas. Por eso es necesario que la discusión pública no esté restringida por convicciones religiosas. Las posturas amparadas en la religión no están sujetas a discusión porque se encuentran ancladas en dogmas.
Fuente: etcétera
Fecha de publicación: 8 de Abril de 2019
Mención: Raúl Trejo Delarbre
Disponible en: https://www.etcetera.com.mx/opinion/el-pastor-favorito-por-raul-trejo/
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