Considero que en las elecciones que tendrán lugar en México el 6 de junio de 2021 se va a dirimir sí la confianza que la mayoría de la población ciudadana depositó en el triunfo del Lic. López Obrador como Presidente de la República sigue imperando en el momento actual. Sí dicha confianza se ha conservado hacia el Movimiento – Partido que lo postuló como candidato a la Presidencia del país. Sí dicha confianza se hace extensiva en estos momentos hacia los candidatos que dicho Partido designó como candidatos para ocupar los 21,368 puestos de elección popular que se decidirán en la jornada electoral que tendrá lugar el 6 de junio del presente año. Pese a que razones de índole local y de muy variada naturaleza pueden influir en los resultados electorales que arroje dicha elección en las 15 entidades en que tal competencia partidista tendrá lugar. Razones que podrán servir para arrojar luz a posteriori sobre la diversidad o la homogeneidad de resultados electorales, que prevalezca finalmente como desenlace de esta lucha política de carácter democrático.
Este dilema sí la confianza hacia el Presidente del país, hacia diversos cuadros políticos y hacia las diversas instancias antes mencionadas se ha logrado o no se ha logrado conservar, cobra especial relevancia en tanto el gobierno que ha estado al frente del país ha operado en un contexto en el que han prevalecido circunstancias especialmente difíciles. Agudizadas, en gran medida, en virtud de la pandemia que desde hace más de 1 año ha irrumpido en el mundo. Pandemia que ha tenido efectos sociales no sólo nocivos, sino irreparables como es el caso de la pérdida de vidas. Pero en tanto adicionalmente el Gobierno en funciones se ha visto acompañado de severos enfrentamientos entre el Presidente del país y altos representantes del Poder Judicial. Gobierno que se ha caracterizado, así mismo, por la erosión de serias disputas entre grupos sociales que tienen cosmovisiones polares en torno a las prioridades en base a las cuales el gobierno debe gestionar y administrar el país y sobre las modalidades cómo debió actuar ante los diversos asuntos públicos que irrumpieron en la arena política en este período. Ante estas circunstancias la interrogante que surge es qué peso y qué significación tienen estos y otros hechos que se han manifestado nítidamente e incluso con cierta virulencia en el país en estos más de 2 años de gobierno, y en qué medida han logrado influir en un mandato que logró despertar la confianza y la identificación de una mayoría de los ciudadanos del país. De ahí que en esta ocasión la incertidumbre que singulariza a las contiendas electorales de índole democrática se vea acrecentada.
Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM