La gran encrucijada de gobernar Afganistán después de 42 años de guerra

Combatientes talibanes durante ceremonia en mayo de 2012. Fotografía: ResoluteSupportMedia

Los talibanes no podrán imponer un nuevo régimen solo en términos militares, lo que los hace dependientes de la comunidad internacional


A tres semanas de un retiro bastante caótico de las fuerzas de Estados Unidos y los aliados de la OTAN de Afganistán, el país se ha sumido en un período de confusión e incertidumbre, mencionó Jorge Álvarez Fuentes, Embajador de México en retiro.
Lo primero que tenemos que entender es que Afganistán es un país fundamental desde la perspectiva geopolítica, históricamente es un cruce de camino entre civilizaciones comerciantes, aunque se ubica en Asia Central es una pieza clave en el rompecabezas de la visión euroasiática, explicó el diplomático.

Afganistán ha sido escenario de ambiciones imperiales desde el imperio británico, luego las de la órbita soviética y más recientemente la ocupación de Estados Unidos, agregó Álvarez Fuentes.

Aunque es considerado el cementerio de los imperios, sus procesos políticos se han visto marcados por la violencia terrorista y la limpieza étnica. La cultura afgana está arraigada a la resistencia, es un lugar donde se ha tratado de dirimir las diferencias entre el oeste y el este, la confrontación entre la modernidad y la resistencia ante la misma, señaló el especialista.

Los talibanes suscitan enorme interés y preocupación a nivel mundial, pero habría que ubicar sus antecedentes en el movimiento de jóvenes que buscaban reinsertar el islamismo en su versión más conservadora. Habían gobernado durante un momento corto, pero después de 42 años de una situación de guerra prácticamente permanente, vuelven a tener el control del país, explicó el Embajador.

No hay que dar por sentado que los talibanes del 2021 son los mismos que los de los años noventa, aunque haya elementos muy marcados. Hay que considerar las enormes dificultades que se avecinan, habrá que encontrar una manera de salir adelante entre los distintos actores involucrados en esta situación, puntualizó Álvarez Fuentes, y agregó que, hay una convergencia de intereses de los actores geopolíticos, incluyendo a los talibanes que están interesados en crear condiciones que permitan seguridad y estabilidad en Afganistán.

Encontrar bases mínimas de seguridad será uno de los escenarios más importantes para poder salir adelante después de 42 años de guerra. ¿Será Afganistán una plataforma que amenace nuevamente al mundo entero como bastión del terrorismo o será un país que pueda encontrar con el liderazgo del talibán la posibilidad de trabajar hacia una solución que sea incluyente para su población? Preguntó Álvarez Fuentes.

Afganistán un futuro posible

En cuanto al futuro económico y social, el gobierno tendrá que despejar varias encrucijadas. En principio el éxodo masivo de los profesionales afganos de clase media que no quieren estar en el país si va a haber intolerancia religiosa o si las mujeres no van a tener derechos, afirmó el diplomático, y añadió que, a partir de la retirada de la ocupación de los aliados, ha habido un alza en el precio de la comida, ha aumentado un 30% el desempleo y ha colapsado el sistema bancario.

La comunidad internacional podría optar por ahogar financieramente a los talibanes, actualmente no tienen acceso a los 9400 millones de dólares que tienen en el extranjero. Los talibanes saben que no van a poder imponer un nuevo régimen solo en términos militares y si se les impone este tipo de sanciones sin anteponer las necesidades de las poblaciones afganas va a ser un escenario catastrófico, afirmó Álvarez Fuentes.

La ayuda internacional será un garrote o una palanca, Afganistán se enfrenta a un escenario difícil donde habrá un condicionamiento para reconocer el gobierno de los talibanes, pero los europeos y americanos saben que tienen que trabajar con ellos ya que son los interlocutores, mencionó el Embajador.

Es por eso que los talibanes van a hacer todo lo posible para cambiar su imagen; han declarado que tendrán un gobierno incluyente, siguiendo la ley islámica; van a tratar de cambiar la narrativa, mostrarse como un gobierno que puede dialogar con otros gobiernos en el mundo, aunque es mala señal que no haya una sola mujer en su gabinete, añadió Álvarez Fuentes.

Afganistán escenario actual

Para Alfonso Zegbe, Director Ejecutivo de Estrategia y Diplomacia Pública de la Secretaria de Relaciones Exteriores, Afganistán es un territorio que vive las consecuencias de la división geográfica hecha a partir de un escritorio. Muchos pueblos de la zona se han dividido, es un mosaico tribal que le da equilibrio a la supervivencia pero lamentablemente nunca ha logrado la consolidación de un estado nación. Es un territorio dividido por cordilleras que imposibilita su integración.

Los talibanes no son los mismos de antes, han aprendido el arte de gobernar y al tener instituciones frágiles y endebles saben que no pueden darse el lujo de quedarse como paria de la comunidad internacional, explicó el funcionario.

Ahora dependen enormemente del exterior, aunque se hayan quedado con una gran cantidad de armamento de los aliados, la tecnología ha avanzado y ahora no solo se necesita el hardware si no también el software para funcionar. Sólo por este hecho están obligados a cooperar con otros países, agregó Zegbe.

Los talibanes van a tener que lidiar con el fantasma que genera la imagen con la que el mundo los relaciona con sangre, terror, violación y vejación de los derechos humanos. Va a ser muy difícil seguir en esa línea ya que dependen enormemente de la ayuda internacional, tan sólo hablando de alimentación el 70% de sus alimentos son importados, señaló el especialista.

Éxodos

Un desplazamiento de 700 mil afganos al interior y alrededor de 123 mil personan han sido evacuadas. Las fronteras están cerradas por un tema de Covid, seguridad, terrorismo y trasiego de drogas. Temas que los obliga a cooperar con países vecinos, afirmó Zegbe.

Para evitar una guerra civil provocada por hambruna y enfermedades van a tener que abrir puertas para establecer puentes de ayuda humanitaria, explicó el funcionario, y añadió que, se va a trabajar con el gobierno de facto talibán, no sólo por una agenda afgana, si no para evitar migraciones descontroladas, para evitar violencia y terrorismo.

Estas reflexiones se llevaron a cabo el 8 de septiembre de 2021, en el marco del Seminario Universitario de Culturas de Medio Oriente, coordinado por Carlos Martínez Assad, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.


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