* A pesar de la poca representatividad del Constituyente, es necesario incidir en la redacción de la Constitución de la Ciudad de México
Ciudad de México, 9 de marzo de 2016.- La Ciudad de México está pasando por un mal periodo, la reforma política llega tarde, la ciudadanía se encuentra irritada y el prestigio de todos los actores políticos se ha venido a bajo, señaló Leonardo Curzio, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, durante su participación en la mesa redonda “Reforma política y nueva Constitución de la Ciudad de México”, moderada por Manuel Perló, Director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
En este contexto, se observa que los habitantes de la ciudad están muy poco informados de lo que está en juego, afirmó Curzio, y reiteró que no hay una opinión pública que esté acompañando el debate de la reforma política.
Por su parte, Jorge Fernández Souza, Magistrado en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo en la Ciudad de México, afirmó que la reforma política está desangelada debido a que no existe un movimiento social que reclame el cambio. Y enfatizó que el único cambio observado es administrativo y no implica un acto social, ya que no existe una demanda generalizada por parte de la ciudadanía.
A pesar de que el Constituyente no es totalmente representativo, se requiere una participación en dicho proceso, tenemos que ver cómo incidir en la redacción de la Constitución, afirmó el Magistrado.
Antonio Azuela, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, señaló que, a pesar de que algunos no la consideran como una nueva Constitución, dentro de ésta se pueden crear nuevos derechos, existe la oportunidad de generar cosas nuevas, y agregó que es necesario entender el significado y las oportunidades del régimen federal.
El investigador señaló que el tema fundamental de la agenda del Constituyente es la dinámica urbana, dentro de la cual los desarrollos inmobiliarios son la principal fuente de conflicto debido a que los desarrolladores se apropian de las plusvalías generadas de forma colectiva.
En este sentido, los principales desafíos consisten en atender el impacto ambiental del desarrollo urbano y hacerse cargo de la apropiación de las plusvalías que allí se generan, afirmó Azuela, y puntualizó que se debe distinguir el derecho de propiedad de la tierra con el derecho de construcción.
Los actores involucrados en la redacción de la Constitución de la Ciudad de México deben tener la sensibilidad para abordar dichos aspectos urbanos e incorporar las demandas del movimiento mundial sobre el derecho a la ciudad. Asimismo, es una oportunidad para adaptar la tradición del constitucionalismo social mexicano al contexto urbano, señaló el investigador.
Técnico Académico del Departamento de Difusión del IIS-UNAM | cabrera@sociales.unam.mx