Especialistas discutieron el papel de los movimientos sociales en México durante los últimos veinte años
Ciudad de México, 19 de mayo de 2016.- Los movimientos sociales son formas colectivas de acción que buscan incidir en los procesos de transformación política y de la sociedad en su conjunto, afirmó Miguel Ángel Ramírez Zaragoza, becario postdoctoral del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Durante su participación en el Seminario Institucional La Crisis, el Poder y los Movimientos Sociales en el Mundo Global, coordinado por Javier Aguilar, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Ramírez Zaragoza explicó que, en su aspecto coyuntural, estos pueden solidarizarse con las denuncias de otros sectores y movimientos para la acumulación de fuerzas y la construcción de proyectos políticos más amplios.
En este sentido, el movimiento organizado por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 1994 se inserta en un contexto de cambio económico, político y social caracterizado por la implementación del modelo económico neoliberal que genera pobreza, desigualdad social y exclusión de la ciudadanía. En sus principios, afirmó el académico, éste no sólo abarcaba las denuncias de las minorías indígenas, sino de amplios sectores de la sociedad.
No obstante, la unión con otros movimientos no tuvo mayor éxito y el movimiento zapatista se avocó solo a su causa, la cual planteó alternativas de desarrollo autosostenible para sus comunidades. Este modelo les ha permitido recuperar a la comunidad y su relación con el territorio, garantizando el disfrute de los recursos para las nuevas generaciones, manifestó Ramírez Zaragoza.
Por su parte, Telésforo Nava Vázquez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, señaló que en la actualidad se observa un cambio radical entre las relaciones sociales y el trabajo, caracterizado por la agudización de la subordinación y la explotación de los asalariados.
El resultado es la reducción de la solidaridad social, expresada en la subcontratación laboral, la falta de empleo, o la falta de servicios de salud. El neoliberalismo antepuso el interés privado sobre el interés público, fortaleciendo la propiedad privada y el capital sobre el trabajo, con la complicidad de la clase política, afirmó el académico.
En ese contexto, Nava Vázquez situó el movimiento de la UNAM, ocurrido en 1986, como el primer movimiento de masas enfrentado al sistema neoliberal. Y afirmó que éste llevó a cabo, y con mucho éxito, el diálogo público con las autoridades, sin embargo, y a través de distintos instrumentos, éstas lograron desintegrarlo.
Para finalizar, advirtió que la tendencia de los movimientos sociales a unificarse es interrumpida continuamente por la clase gobernante. Por tanto, el trabajo colectivo, la participación y la contribución directa de los movimientos sociales será indispensable para encontrar alternativas. Sólo de esta manera se empezará a romper el aislamiento que el neoliberalismo ha impuesto para la atomización de las luchas, concluyó el investigador.
Becario de Difusión del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.