A pesar del individualismo, se han articulado respuestas colectivas para enfrentar las crisis de salud, económica y ambiental

Para el ser humano la pandemia representa uno de los momentos más peligrosos de nuestra historia, ya que por un lado se encuentra la macro amenaza que es el cambio climático y por otro, una micro amenaza de un virus, expresó Víctor Toledo, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, y agregó que nuestra especie ha sobrevivido gracias la cooperación y al pensamiento objetivo y la ciencia.

Encierro en lo individual

Para Víctor Toledo, el problema de la pandemia se ha centrado en el mundo occidental, un mundo influenciado principalmente por el pensamiento europeo, que, en opinión del investigador, se encuentra en decadencia.

El encierro obligado por la actual pandemia, la violencia, la ideología enfocada en el logro personal y la focalización de las políticas gubernamentales están configurando un fenómeno que puede denominarse “encierro en lo individual”. Estos factores, que se presentan en un tejido social muy destrozado, dificultan el desarrollo de la acción colectiva, por lo que es cada vez más difícil hacer frente a diversos problemas, entre los que se encuentran la inseguridad, o el desabasto alimenticio, expresó Carlos Vargas, investigador del proyecto “Pro-regiones”.

Según diversos activistas encuestados, tanto el deterioro del medio ambiente, como la contaminación provocada por la misma pandemia, están sumamente relacionados con la crisis sanitaria, expresó Alice Poma, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien en su estudio encontró que los activistas creen que estos fenómenos empeorarán debido al descuido de las políticas ambientales por parte de los gobiernos y de los ciudadanos, además de tener la percepción de que podría aumentar la represión que experimentan los movimientos sociales.

Alternativas colectivas en medio de la pandemia

Existen sociedades autorregulables en distintas partes de América del Sur, donde los habitantes comparten las cosechas con sus vecinos para que todos puedan alimentarse, afirmó Sergio Zermeño, investigador del IIS-UNAM, y enfatizó que, para hacer frente a la crisis sanitaria y económica, es necesario fortalecer la soberanía alimentaria, la agroecología y las huertas urbanas.

El investigador no descartó las propuestas que en México ha hecho el actual gobierno relacionadas con la economía social y solidaria con tal de conseguir el bienestar social, y mencionó el caso de dos secretarías de estado que han impulsado este tipo de proyectos, la Secretaría del Bienestar y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como el proyecto Pro-regiones que forma parte de la UNAM.

La pandemia supuso un punto de ruptura de tiempos y de objetivos, pero desde el activismo y los movimientos sociales hubo una respuesta que superó al miedo, la resignación y la impotencia, expresó Alice Poma, y agregó que, ahora mas que nunca, el esfuerzo colectivo es necesario no solo para enfrentar esta situación, sino para alimentar la esperanza.

Por su parte, Víctor Toledo postuló que “hay que reforzar esta idea de la resistencia ciudadana, de la densidad social, del poder ciudadano, del poder social, del empoderamiento de la gente”, así como la idea de un gobierno progresista que limite al capitalismo corporativo y que a su vez, empodere a la gente.

En este sentido, la noción de biopolítica del cuidado “define la transición hacia formas en donde valores como la ayuda mutua, la solidaridad participativa (…) empiezan a adquirir una fuerza fundamental”, afirmó Julio Moguel, y agregó que esta pandemia también articuló la organización de movimientos sociales que han vislumbrado cambios significativos en la sociedad.

Estas reflexiones se realizaron el 10 de febrero de 2021 durante la primera sesión del coloquio Los rebotes de la pandemia: medio ambiente y economía solidaria, coordinado por Sergio Zermeño.

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