Reservas de la Biósfera, gestión de la naturaleza como política neoliberal

Fotografía: biajoe

La patrimonialización de espacios naturales puede configurarse como estrategia de control territorial, legitimación estatal e injerencia de organismos internacionales


Dentro de las políticas ambientales, las llamadas “Reservas de la Biosfera” surgieron como una forma de apertura a los procesos de conservación ambiental, mencionó Rodolfo Oliveros, doctorante en Antropología en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y agregó que, desde su origen han estado marcadas por el despojo, pero también por la necesidad urbana de preservar la naturaleza.

Debido a las crisis socioambientales, la necesidad de espacios naturales de recreación para la sociedades urbanas ha aumentado y por lo tanto las políticas de gestión y control, así como la idea de bienes naturales y públicos, explicó el académico.

Conservar y preservar la naturaleza en el marco político actual

El auge de las reservas surgió en los años noventa a la par del modelo neoliberal, señaló Oliveros, lo cual no fue casualidad. En la actualidad, en cifras de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se cuenta con 738 reservas a nivel mundial, en 134 países, de las cuales en México se encuentran 41 reservas.

Sin embargo, uno de los problemas es que a nivel nacional la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas tiene registradas 44 reservas de las cuales apenas un poco más de la mitad coinciden con las registradas en la red de la UNESCO. Esta situación, explicó Oliveros, muestra que los planes de manejo no contemplan la importancia e inclusión de las comunidades locales en la toma de decisiones, debido al “desfase” entre los instrumentos globales de conservación ambiental y la política nacional de conservación del ambiente.

Las Reservas de la Biosfera se vuelven un instrumento en la construcción política de la gestión de la naturaleza, mencionó Oliveros, ya que forman parte de las acciones de control territorial, legitimación por parte del Estado e injerencia a nivel global de varios organismos internacionales. Frente a estos procesos es que surgen estos “lugares de aprendizaje para el desarrollo sostenible”, como lo define la UNESCO, que sin embargo, responden a políticas socioambientales y una agenda de corte neoliberal más que a problemáticas ambientales locales y regionales.

El Patrimonio y la reducción de un problema complejo

Frente a estas problemáticas ambientales, también se conjuga la idea del patrimonio mundial de la UNESCO, el cual acaba por reducir tanto a la cultura y a la naturaleza a un “valor universal” el cual solo da por hecho que se debe de cuidar y salvaguardar como un bien común, pero el cual implica necesidades y apoyos específicos, tanto de las comunidades como de las regiones, señaló Oliveros.

Quién decide que debe ser o no patrimonio natural es uno de los puntos conflictivos, ya que entra en cuestión una jerarquización de aquello que se considera propio. En este aspecto encontramos; a las comunidades y lo que consideran parte de su territorio; al Estado y lo que considera bien público; y lo que la UNESCO considera lo primordial para la conservación mundial. Por lo tanto surge la patrimonialización, la cual no es más que la neoliberalización de la propia naturaleza y su reducción a los esquemas políticos actuales, el cual crea gran tensión para los planes de manejo para el medio ambiente, señaló el académico.

Soluciones locales a desafíos globales

Ante esta situación lo importante es repensar el papel de las áreas naturales protegidas en sus categorías, analizar en qué contexto emergió la noción de generar espacios de regulación ambiental, de restricción en los usos de recursos naturales y cómo se inserta en un proceso de cambio en la estructura de la economía y el ascenso del neoliberalismo, señaló Patricia Ávila, investigadora del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM. Las propias nociones del “capital natural” o “servicios ecosistémicos” van siendo una forma de ir cosificando valores de la naturaleza.

Ahora es más evidente poder distinguir las consecuencias negativas que causan estas acciones, sin embargo, en algunos casos pasan situaciones opuestas en las cuales algunas políticas y planes de conservación ofrecen servicios y oportunidades para que las comunidades puedan proteger y cuidar sus propios territorios y reservas, señaló Leticia Durand, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM. Es importante buscar y crear soluciones de esta índole para que las regiones y los pueblos, a través de sus esquemas y apoyos de forma local, transformen y reconfiguren las políticas ambientales incluso a nivel global.

Las anteriores reflexiones se llevaron a cabo el 7 de febrero del 2023 durante la videoconferencia titulada “Las Reservas de la Biosfera. Entre la conservación ambiental y la patrimonialización de la naturaleza”, del Seminario Interinstitucional Ecología Política y Estudios Socioambientales, coordinado por Elena Lazos Chavero, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Leticia Durand, Fernanda Figueroa, profesora en la Facultad de Ciencias de la UNAM y Patricia Ávila.


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